En estos últimos años hemos reivindicado el valor de los trajes de nuestros/as antepasados/as. No en forma de arrogancia porque pensábamos que eran los mejores, si no por orgullo. Una emoción que transmitían ellos mismos a través del cuidado con el que trataban sus prendas.

En este post abriremos el ropero de las mujeres adultas del País Vasco para conocerlas mejor, a ellas y a su contexto. Descubriremos muchas pistas observando su forma de valorar, cuidar y respetar los trajes. Para eso, nos centraremos en la parte de arriba de las mujeres.

 

 

 

1. Jubón.

El jubón comenzó a tener presencia en las vestimentas de las mujeres del País Vasco a partir del siglo XVIII. Era utilizado tanto por jóvenes como mayores, independiente del tipo del traje, su uso era muy extendido. A medida que iban pasando los años fueron variando los tipos de jubones. A menudo se utilizaba para crear un conjunto armónico con otras prendas como el pañuelo o la falda.

En nuestra tierra, lo más habitual era encontrarse con jubones que cubriesen el torso entero ajustándose bien al cuerpo, muchas veces mediante varillajes internos, compensando así la falta de prendas acentuadoras. Además, solían llevar las mangas largas hasta la muñeca y con opción a tener algún tipo de faldón.

2. Chambra

Las nuevas influencias de la moda, con incorporación de nuevas telas, colores y texturas, dieron lugar a la incorporación de las chambras en los armarios de nuestras antepasadas. Una de sus características principales está en su movilidad. Son prendas que permiten una mayor movilidad a la persona que los vista.

Al contrario de su predecesor, la chambra si que podía tener más variedades de manga, como la parte inferior más estrecha en contraste con la superior más holgada. La largura no superaba la cadera en ningún momento, aunque podía incluir canesú.

3. Blusa

La blusa da un giro completo a las prendas de las partes de arriba. Una pieza con elementos más modernos que se incorpora en los trajes de la época para quedarse. Su uso comenzó siendo popular entre la población más joven en el ámbito más tradicional. Al igual que la chambra, conservó varios elementos clave como el puño al final de la manga larga y también seguía siendo una prensa holgada.

4. Camisa y Corpiño

La camisa era una larga ropa interior labrada en grueso lino, ya que podía llegar hasta las rodillas. En cuanto a su forma, era generalmente con forma de campana. Sin embargo, según las diferentes características, cada uno daba su toque a la camisa. Antes, el escote parcialmente abierto en forma de caja, redondeado, con el cuello cerrado, la maga larga, sin muñeca o todo lo contrario, con mangas anchas. El abanico era muy extenso.

Encima de la camisa se colocaban el corpiño y la falda. Nuestros aldeanos usaban mucho el corpiño. Como hemos dicho antes, los corpiños y las telas que metían dentro de los jubones eran fundamentales para sujetar bien el pecho.

 

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